Victorias a corto y largo plazo

1-1 señala ahora mismo el marcador del O2 Arena de Praga, o lo señalará mañana, que con esto de la crisis no habían pasado cinco minutos desde que Nico y Berdych se dieron "la mano" en la red y ya estaba el pabellón oscurecido y cerrado casi a cal y canto. Pero a juicio de muchos no es este un empate real, ni mucho menos el que todos esperaban. El desenlace de la película fue el cacareado, pero el guión distó mucho del planteado, especialmente en el segundo acto.

Lo que pasó en el primer encuentro a estas alturas ya de la noche lo sabe todo el mundo y lo imaginaba hasta el más acérrimo de los fanáticos checos. Quizás no se daba por hecho que la victoria del número 1 español se produjese con tanta virulencia, pero nadie contaba con la sorpresa de Stepanek, que recibió una verdadera paliza de un Ferrer que pudo ganar por un marcador más amplio del 6-3, 6-4 y 6-4 final. Su inusitada agresividad -hasta trece golpes ganadores más que su oponente- tuvo premio en un partido que no se podía perder.

A continuación llegó Nico, el patito feo. El punto débil español, según Berdych. Pues poco le faltó al checo para ganarse más enemigos -aún- en el circuito y añadir a sus etiquetas de arrogante, divo y polémico las de charlatán y bocazas. Enardecido, el murciano le puso contra las cuerdas, le tuvo cuatro horas en pista, le robó dos sets y amenazó con llevarse el partido, pero en el quinto le faltó ser más constantes, sobre todo a nivel mental. Finalmente no ganó Nico, al menos no hoy viernes, pero la hormiguita ha empezado a cosechar a largo plazo.

Por lo pronto, mientras Marcel Granollers y Marc López iban al hotel a cenar, Bercydh aún no había empezado el tercer set. Más de tres horas de retraso lleva la preparación del número 1 para el dobles, que disputará mañana a partir de las 14 horas. Y toca más trabajo el domingo, a primera hora, tras una batalla por tándems que se prevé furiosa y en la que no tendrán que participar ni David Ferrer ni Nicolás Almagro, frescos como lechugas para el domingo. El marcador lucirá empate, pero hoy se ha sembrado para recoger una cosecha silenciosa entre el sábado y el domingo.