lunes, 4 de abril de 2011

Djokovic agota a Rafa

Novak Djokovic se ha proclamado campeón del Masters 1000 de Miami, segundo evento de esta categoría (tras Indian Wells hace dos semanas) y cuarto en que se anota en 2011 tras sus victorias en el Open de Australia y en Dubai. El tenista serbio venció por 4-6, 6-3 y 7-6 (4) a un Rafa Nadal que jugó a un nivel que no fue suficiente para poner en problemas reales a Nole, pese a lo igualado del marcador.

El partido empezó marcado por los fallos, principalmente de lado del número 2 del mundo. Pese a anotarse su primer servicio en blanco, pronto empezó a mostrarse fallón con su derecha. Desde el otro lado de la pista le llegaban bolas poco profundas pero con un efecto endiablado y un bote alto, como el trono del rey de la raqueta que las enviaba. Nadal salió más a que su contrario perdiera que a ganar él, y la táctica le funcionó al principio. El pupilo de Marian Vajda salió nervioso, superado por la situación y cayó en la trampa de Rafa regalándole dos breaks, consumándose el primero de ellos con un passing sensacional de Rafa, uno de los pocos golpes ganadores que logró conectar esta tarde. Con las rupturas en el zurrón y 5-1 arriba Rafa se durmió, permitiendo acercarse a Djokovic hasta el 5-4, momento en que el manacorí encontró la sintonía necesaria con su primer servicio para anotarse el primer set por 6-4.

A pesar de la ventaja de Nadal, se le veía lejos de hacerse con la victoria. En varios momentos de la manga apenas corrió y no se le veía físicamente bien, lo que convenció a Djokovic de que tenía que ser más agresivo. Con el nuevo plan el serbio arrasó. Rompió rápido para ponerse 3-0 y administró con maestría esa ventaja que, lejos de estar en peligro, bien pudo aumentarse si Rafa está menos atinado con su primer saque, que el permitió salvar hasta tres bolas de break. El resultado de 6-3 se antojó pues incluso corto viendo el lenguaje corporal de ambos tenistas. Fue ilustrativo de la suficiencia con la que se llevó Novak el set el modo en que se lo anotó: con un ace.

Llegaba el partido al set definitivo con sensaciones contrapuestas, y entonces Rafa entró en su cabina particular. Llevaba dos sets disfrazado de tenista vulgar, de alguien que él no es. Se puso su camiseta verdadera, apretó la cinta, se colocó la ropa interior debidamente y mostró su mejor versión. Sabía que firmar sus saques haría temblar a Djokovic, y como un funcionario se puso a ello, sin grandes alardes y con chispazos sueltos pero fue logrando su cometido. Fallaba, sin embargo, la segunda parte del plan. La tensión y los nervios le duraban a Nole lo mismo que tardaban sus derechas en volar desde su raqueta a la cruceta de la cancha de Rafa, que corría desesperado sin obtener frutos.

Vimos en este parcial tenis de poca calidad pero a cambio de gran emoción, donde tanto uno como otro tuvieron que salvar más de un 0-30 pero no cedieron ni un milímetro, la muestra fue que nadie dispuso de bolas de break durante los doce juegos. La anécdota se produjo mediado el set cuando hubo un punto igual que el famoso de Rafa y Berdych en el Masters de Londres de 2010. Entonces Carlos Bernardes dio el punto a Berdych cuando debería hacerse repetido. Hoy el criterio fue repetir el punto, no otorgárselo a Rafa.

Con casi tres horas de partido, llegábamos al tie-break que iba a decidirlo todo. Empezó de la manera más extraña: 4 minibreaks seguidos hasta que Djokovic pegó un golpe sobre la mesa. Cuatro puntos seguidos le situaron 6-2, a un paso de la gloria. Todo parecia acabado, y Rafa volvió a su cabina particular a cambiarse. Entró y encontró allí un disfraz de súperheroe que intentó ponerse pero el serbio interrumpió la misión. Apenas le había dado tiempo a Nadal a firmar dos puntos para atemorizar con el 6-4 y entonces Nole sirvió un primer saque increíble que le puso en bandeja de plata la consecución de un nuevo título. ¿Cuánto durará la racha de Djokovic?

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